DE LA REVOLUCIÓN SEXUAL E IDENTIDAD LESBIANA
Luego de la lectura del ensayo titulado “Revolución sexual lesbiana”; extraído del libro “La herejía lesbiana: perspectiva feminista de la revolución sexual”, escrito por la lesbofeminista de nacionalidad australiana, Sheila Jeffreys, es posible reflexionar sobre algunas consideraciones con respecto a la homogeneización de la lucha sexodiversa y en especial a la progresiva desaparición de la identidad lesbiana. Hace referencia a la despolitización que sufrieron las comunidades lésbicas a partir de la década de los 80 y que a su vez lo percibe como un atentado en contra del movimiento de mujeres para frenar lo que suponía una transformación; y sumido dentro de este contexto neoliberal es apoyado por teorías postmodernas que carecen de concreción.
En el texto Jeffreys critica duramente las teorías lesbianas y gays que han sido estandarizadas en el postmodernismo, restándole la importancia de orden político, económico y social; también, plantea la insistencia de dichas teorías a reafirmar los géneros y la esteriotipación de los cuerpos, y a su vez, propone que para transgredir el sistema patriarcal y heterocapitalista es necesario abandonar los estereotipos de género; y en el caso específico de las lesbianas, romper con los patrones establecidos ya que reafirman el juego de roles y reproduce el sistema de una manera aparentemente “inocente”.
Es aquí cuando entra en juego la llamada “identidad lesbiana”. Durante mucho tiempo las lesbianas han sido invisibilizadas y catalogadas como homosexuales femeninas y se ha tratado de ocultar esa identidad política. Esta idea de sujeta política permite a las lesbianas tener conciencia de que son capaces de reinventarse nuevas formas de afectos entre mujeres dejando de lado las relaciones de poder históricamente reproducidas, que son mujeres que han subvertido los cánones establecidos; la lesbiana ha escapado de los roles impuesto por el patriarcado, donde todas y todos nacen naturalmente heterosexuales y deben cumplir con ciertas características para poder ser “normales”-no resulta sorprendente entonces entender así la heterosexualidad como régimen político obligatorio-.
Es momento de que las lesbianas entiendan y asuman su papel histórico que ha sido silenciado y arrojado a la clandestinidad; aunque cualquiera podría refutarlo dado a la apertura en los medios de comunicación con series y películas, lo mediático ha traído consigo esta irónica simpatía por el comercio de estos cuerpos e identidades con fines fetichistas y sexuales. Lo más importante es entender que mientras en las relaciones entre mujeres se continúe cumpliendo con el dictamen del régimen heterosexual se le resta valor e importancia a esa “osadía” de vivir abiertamente su sexualidad; más no será plena en la medida que se siga reafirmando y reproduciendo el mismo sistema que cada vez más fuerte nos asedia.
Virginia Elvira Becerra
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